FOO FIGHTERS – «Wasting Light»

FOO FIGHTERS – “Wasting Light”

RCA, Sony Music

Puntuación: 8/10

Dave Grohl es el último gran héroe del rock. Al frente de Foo Fighters ha sido capaz con los años de quitarse la pesada losa de ser el batería de Nirvana, y junto a Joshua Homme de Queen of the Stone Age ha mantenido el tipo en el ocaso de un género que no es que viva sus mejores momentos que digamos. Porque nos guste o no, sólo los Foo Fighters son capaces de llenar el Estadio de Wembley, en Londres, los días viernes 6 y sábado 7 de junio de 2008, o presentar su nuevo trabajo en el Palacio de los Deportes (próximo 6 de julio); si quitamos cosas más mediatizadas al estilo de Green Day, Foo Fighters es la única banda actual coherente, adulta y macarra capaz de llegar globalmente. Sin embargo muchos somos los que pensamos que la carrera de los Foo hay que mirarla con la distancia que da el tiempo.

Hay discazos  de la vieja época como “The Colour And The Shape” (97) pero otros como “One By One”  (02) por sí solos tampoco los posicionan como la mejor banda de rock de la actualidad. Tres factores on claves para entender en la actualidad el éxito de la banda de Dave Grohl; el primero, la personalidad de él mismo, el carisma que atesora le distancia del resto de artistas coetáneos, está a la altura de Lennon, Elvis o Springsteen. El segundo, la falta de bandas a la altura. Ni Green Day ni Arcade Fire son bandas de rock, tal y como un rockero lo definiría, y Rise Against están lejos de llegar a todo el mundo con la misma fuerza (AC/DC o The Rolling Stones forman parte del otro  circo de rock n roll). Tercero, el gran estado de forma de la banda, descanso incluido.

Desde el brillante y doble “In Your Honor” (05), dedicado a W. Bush, cada paso dado ha sido mejor. “Echoes, Silence, Patience and Grace” (07), su último disco hasta ahora es de lo mejor que han firmado en toda su carrera, complementado a la perfección con un “Foo Fighters Greatest Hits” (09) que puso de manifiesto la talla de los de Grohl.

Y en estas llegamos al 12 de abril de 2011 en donde se pone a la venta su nuevo trabajo, el esperadísimo “Wasting Light” (RCA / Sony Music) grabado con el mismo Butch Vig, productor del Nevermind de Nirvana. Ya hemos escuchado cortes como “White Limo” que nos ofrecen su vertiente más desatada.

En el videoclip pudimos ver a Lemmy Killmister (Motörhead) ejerciendo de chófer y a la propia mujer de Dave y “Rope”, el nuevo single que sí nos demuestra qué es lo que vamos a encontrar dentro del disco. Muchos medios tiempos, donde mandan las guitarras, con riffs poderosos y coros reconocibles.

 Aunque hay algún corte suelto como “Miss The Misery”, que bebe del hard rock y de la psicodelia, y que recuerda (un poco) al mega grupo de stoner rock que formó con el antes citado Homme y John Paul Jones de Led Zeppelin (Them Crooked Vultures), “I Should Have Know”, una balada hipnótica con mogollón de fuerza en los arreglos de cuerda y voz o “These Days”, de arpegios y muy en la onda de “My Hero” o “Learn To Fly”, el resto de las canciones gravitan más o menos en torno a “Rope”.

Las once canciones se reparten de manera coherente, con las potentes al principio, dejando para el final, cuando se pueda hacer monótono, los cortes más variados.  Así abre con “Bridge Is Running”, una auténtica declaración de principios, guitarrera y de pegada en la batería, muy de coros y con mucha fuerza. Posteriormente y tras “Rope”, viene “Dear Rosemary”, un medio tiempo más pop-rock donde Dave Grohl siempre se ha encontrado muy cómodo. 

Tras el trallazo que supone la ya nombrada “White Limo”, el equinoccio del disco lo ponen el increscendo (de eléctrica y voz a banda) de “Arlandria” a los arpegios de “Those Days”. “Back And Forth” que fue uno de los posibles títulos del disco, enfila el final del disco con un down tempo guitarrero que sube con otro temazo, “A Matter Of Time”, coreable y de voz melódica pero con más cuerpo. Tras “Miss The Misery” y “I Should Have Know” cierra el disco “Walk”, un corte con el que antes que te des cuenta estarás moviendo la cabeza. No se puede pedir más.

Rubén González