GERARD WAY

GERARD WAY

15/01/2015

Joy Eslava, Madrid

Fotos: Javier Bragado

 

 

 

 

 

 

 

Lo tenían todo para triunfar, es más, estaban haciéndolo a lo grande, tocando el cielo o más bien paseándose por el, pero la joven banda MY CHEMICAL ROMANCE por unas cosas o por otras hizo saltar la sorpresa con su disolución hace poco más de un año.

De pronto, cuando todo les iba de cara saltó la noticia y con ella un recopilatorio y tema nuevo para decir adiós. No sabemos si la fama, los egos o los problemas de alcohol internos hicieron que la mecha estallara.

Digo todo esto porque aun siendo una banda de emo muy de moda hace 6 o 7 años hay que reconocer la capacidad y talento primero para crear unos hits como los de sus comienzos, y después para madurar con un disco más trabajado como “The black parade” que supo conectar con ellas, ante todo pero también con muchos de nosotros.

A golpe de gran fuerza y energía emo rock fueron referente, le pese a quien le pese, y es más significativo aun por la premura y velocidad a la que consiguieron ascender tan alto. Dicho esto y como en el caso de Fall Out Boy dos mentes pensantes, Gerard Way como cantante y Frank Iero como guitarrista deciden empezar carreras en solitario tras ello.

En nuestro caso la cabeza más visible, la de Gerard Way, ese chico de tez pálida con millones de seguidores y más en el terreno femenino, ese músico de pelo cambiante, de los tonos siniestros de la primera etapa, al rojizo explosivo de la última versión y el ahora oxigenado amarillo de su faceta en solitario.

Es esta llamativa dado que, y es justo reconocerlo, ha sabido ofrecer algo distinto, más alejado del emo primerizo para como decía él, centrarse en sonidos ingleses y cierta onda ochentera para su música. “Hesitant alien” salía hace tan solo unos meses y, afortunados nosotros, el frontman americano dejaba recaer su figura, bastante desmejorada por cierto, por tierras españolas.
Madrid primero, y Barcelona después, las ciudades elegidas para presentar sus temas propios. Un buen disco oiga, con algunas canciones sumamente logradas, alejándose de su antigua etapa pero con cierto regusto en algunas canciones como en la magnífica “Brother” que hacen recordar su talento.

El caso es que el 15 de enero el americano presentaba dicho plantel musical con una banda en la que el resto es lo de menos. Buenos músicos quizás pero su figura eclipsa tanto todo que poco importa quien esté a su lado. Pasamos de nombres y nos centramos en un directo sin florituras, una sola lona gigante con el personaje con careta de gato haciendo referencia a sus ilustraciones servían de fondo para dar salida a cuatro músicos y dar cabida a unos gritos que casi ensordecían la Joy madrileña para salir directo a escena el señor Way.

Alocadas primeras filas entregadas en cuerpo y alma, literal, porque querían tocarlo bajo la rayada musical de un inicio como “The bureau” que servía para atarse los machos entre tanto empujón y fuerza femenina, ciclón juvenil que se agolpaba en un foso repleto pero poco más. Atacaba por fin con la energía y buen rollo de “Action cat” que bien podría haber firmado con sus excompañeros. Ataviado de traje, elegante y echado a perder, su evidente incremento de peso le ha hecho desmejorarse si bien es algo que no parecía importar a “sus chicas” entregadas en todo momento recuperando el fenómeno fan en toda su extensión.

El rollo extravagante y oscuro de “Zero zero” recordaba talento e innegable su particular sello, mientras el resto de la banda, sí, aunque nadie se diera cuenta había 4 músicos más de camisa blanca y corbata, todo en uno, acompañando justamente y con eficiencia coral a Gerard.

Poco a poco iba presentando algunos temas y dando las gracias mientras repartía manos y saludos a los suyos, y no olvidemos, regalitos que le iban dejando sus seguidoras casi con cada tema, una camiseta por aquí, un muñequito de una jirafa por allá…
Resultón y encendiéndose por momentos, con energía y revolviendo instantes con tintes de su mejor música, ese revival de banda clásica con aires pop americanos como la fabulosa y pegadiza “Millions” sin dejar pasar el dulce momento de “Brother” uno de sus mejores temas, que bien podría haberse incluido en “The black parade” porque es ese sin duda el corte que bien recuerda la magia de los My Chemical. Sentido y entregado, con ayuda de la gente en coros y dando buena nota de su voz, alejada del chillido que supone hablando. Entre medias cortes como “Drugstore perfume” o “Juarez” y después un momento para ellas.

El momento fan y por otro lado divertido llegaba con “Get the gang together” en el que invitó a subirse a una jovencita seguidora, que no pudo reprimir su emoción y un primer abrazo como quien está en el cielo. Su ídolo diciéndole al oído, entregándole el tamborín para tocar junto a él. Momento dulce y para el recuerdo, detalle del artista con los más cercanos.

Energía melódico “Maya the psychic” y otra de las mejores “No shows” esta con su gente bien acompasada y colaborativa, bajo más regalos para Gerard y un final en forma de buen cover muy oscuro de “Snakedriver” donde las guitarras sonaban densas, con peso para recordar a Jesus and Mary chain y decirnos adiós momentáneo.

Llegaba ahora sí su final, menos de dos minutos después con “Dasher” y el griterío final para una particular actuación. Los que querían algo de My Chemical Romance se quedaron con las ganas, para lo bueno o para lo malo, Gerard Way ha preferido tirar de versiones y temas propios que recuperar canciones de su exbanda y le honra, tanto como decir que el artista ha cogido peso corporal pero no sobre escena, dejando un sabor de boca correcto pero del que no guardaremos mucho más recuerdo con el tiempo.

Miguel Rivera