TREMONTI

TREMONTI

30-11-2015

Sala Marco Aldany, Madrid

Son muchos los músicos que aprovechan el tirón de las grandes bandas que ocupan para forjar una carrera en paralelo bajo su nombre. TREMONTI se ha apoyado en la valía y nombre de Alter Bridge, una de las mejores formaciones del rock americano de la última década, pero también de su gran calidad como músico y guitarrista.Tremonti_arena-madrid-rocktotal-1

Su etapa con Creed que desconocemos si está cerrada o no como formación, también ha creado una pequeña leyenda en torno a su nombre, y con Myles Kennedy al frente dio en el clavo con un gran grupo con el que seguir hacia adelante y superarse.

No hace mucho que editaba su primer lanzamiento en solitario bajo su apellido, y ahora, “Cauterize” ha supuesto su vuelta en solitario tras el descanso con Alter Bridge.

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Quizás menos llamativo pero más poderoso, su disco supone un claro reflejo de su potencial como compositor y además cantante, bueno en disco y en directo, cuando nos dejan escucharlo, porque lamentablemente, en esta ocasión y al menos en Madrid, la sala Marco Aldany no nos dio la respuesta deseada en cuanto a sonido, pero vayamos por partes.

Con los atentados de París y el ataque a Bataclan muy recientes, las medidas de seguridad ya se habían comentado han aumentado. Este era el primer concierto al que me “enfrentaba” tras los actos terroristas, y eso se notó desde el comienzo. Seguridad como siempre sumada a un control férreo de mochilas y un tipo de seguridad contratado únicamente para pasar un detector de metales uno a uno, lo que en cualquier caso y aunque pueda ocasionar molestias, se agradece.

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Con la “curiosidad” inicial, hacíamos acto de presencia tras mucho tiempo en la antaño llamada sala Arena. Buena entrada aunque no lleno para ver al americano. Una puesta en escena pulcra y sencilla, para el juego de sus músicos, que eso sí, dan el tipo con mucha actividad física. Un panel electrónico para dibujar el nombre de TREMONTI bien grande, único aliciente visual que destacar en un directo de los de antaño, de guitarras, bajo, batería y voz, de su líder.

Hasta aquí todo bien, salvo cuando salen bajo el griterío del público y silbidos. En Arena es un misterio saber qué pasará en cuanto a sonido, y en este caso, el técnico de turno no atinó o no pudo. Cuando curiosamente vi por primera vez a Alter Bridge en España, en el mismo lugar, parecía nos habían puesto el disco por lo limpio y fino del sonido. En esta ocasión nos íbamos a encontrar con todo lo contrario.

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Volumen infernal en “Cauterize” y “Your waste your time” temas iniciales con los que no podíamos entrar dada la mala calidad del sonido. Un batiburrillo instrumental, todo elevado y sucio dejaban en un segundo o tercer plano la voz de Tremonti. Quizás con “So you are afraid” o “Flying monkeys” la cosa había mejorado algo, pero fue cosa de nuestros oídos, taponados ya con papel en un intento de subsanar tan semejante mal sonido.

En cualquier caso nos metíamos de lleno en lo que teníamos delante. Un poderoso Tremonti liderando con cambios de guitarra su propuesta, acompañado de dos buenos músicos al frente con los que dar cera a base de la melódica y potente “Radical change” y “Brains”. Un Tremonti inspirado y feliz, agradeciendo el apoyo y pidiendo el soporte vocal del respetable.

Llamaba la atención la fuerza musical que desatan sobre el escenario, solo “rota” con la intensidad de cortes más medios como “Dark trip” un puro espejismo ante apisonadoras musicales como “Decay” o la pesadísima y riffera “Another Heart”. Pidiendo pogos y círculo central para darse literalmente de “leches”. Las primeras filas, algunos jóvenes totalmente entregados y alocados, para calmarlos con un buen final, el que acontece bajo los cálidos acordes de”Sympathy” uno de los mejores cortes de su nuevo disco, puro Alter Bridge en esencia, melódico e intenso, bello en voz, al menos en disco porque aquí estaba claro que no íbamos a disfrutarlo como merecía. Y así el final “Wish you hell” para dejarnos bien taladrados con su fuerza y presencia.

Quizás algo corto, una hora y cuarto, con un gracias y adiós, ningún bis de por medio en una actuación sólida lastrada por un sonido ensordecedor en muchos momentos, sucio para lo que podíamos esperar.

Miguel Rivera