ROLLING STONES

Wanda Metropolitano, Madrid

02/06/2022

Los Rolling Stones decidían que Madrid sería la ciudad elegida para dar comienzo a la tan esperada gira europea «Sixty» de la mítica formación. Primer recorrido ya sin su elegante y siempre recordado Charlie Watts, que nos dejaba en 2021, algo de lo que se acordarían nada más abrir su concierto.

Una noche llena de expectación y muchas ganas tras un largo parón de grandes eventos y más si cabe para la que, como suele suceder, puede ser la última gira de Jagger y compañía.

El estadio Wanda Metropolitano acogía un gran evento, engalanado en sus alrededores por sus acólitos ya generacionales hasta la médula, donde Sidonie fueron, junto a Vargas Blues Band, los encargados de ambientar la llegada de los «diablos británicos».

Curioso que, rompiendo la ley que dice eso de «puntualidad inglesa» nos llevaran a los 15 minutos de retraso sobre las 22:00 horas, momento en el que el Wanda se ponía de pie para acoger entre palmas un emotivo homenaje en las tres pantallas escénicas con imágenes de Charlie Watts, mientras que por megafonía sonaba eso de «ladies and gentleman, Rolling Stones» con Mick Jagger de primeras enfilando el pasillo central.

Abría «Street fighting man» para tres tipos que rozan los 80 años, Mick Jagger y sus bailes infinitos camino de los 79, Ron Wood y su estilo eterno calzando 75, con «Happy birthday to you» después incluido, y los 78 de Keith Richards con su innegable presencia eterna.

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Jagger aprovechaba para decir, en un buen castellano de acento british eso de «este es nuestro primer tour en Europa sin Charlie, le echamos mucho de menos» al cerrar, con todas las de la ley y sonido en mejora, «Sad sad sad» llevándonos al baile con sus contoneos en la frescura del clásico «Out of time» que Mick añadía «tocaban por primera vez» haciendo bombear fuerte nuestro corazón en «Miss you», una clase de estilo con saxo que resaltó aun más el brillo en los ojos del respetable.

Todo funcionaba como debe ante una máquina musical que celebraba su «Sixty tour» en referencia a su inextinguible propuesta, con corales femeninos perfectamente ejecutados y un Mick Jagger centro de atención de idas y venidas por la pasarela central y ambos lados de un escenario que brillaba ante el recorrido neón que perfilaba el mismo junto a las secuencias de toda la banda.

«Midnight rambler» nos llegaba a ese magistral ejercicio de aplauso infinito que era «Beast of garden», elegida entre cuatro canciones votadas online ante el «ohh» de un público generacional y entregado, donde las camisetas de la lengua se dejaban ver por todo el «territorio».

Terreno reposado con «Living in a ghost town» e imágenes en blanco y negro, para dar las gracias, nuevamente en castellano, como todas las veces que Jagger se dirigía al público, con agradecimientos esta vez para Sidonie y Vargas Blues Band por abrir el show, mientras preguntaba si queríamos bailar con él.

Momento de presentar, en español, a los coristas, saxo, trompetas, teclados para que de uno en uno fueran acercándose a la parte central. Su frontman prestaba especial atención para sus dos compañeros del alma, «alguien especial» como Ronnie Wood llevándose una inmensa ovación en la que la sorpresa fue la explosión de confeti mientras cantábamos el «happy birthday to you» con carrera en el pasillo central. Y por último, con más júbilo si cabe Keith Richards ante el «oe, oe, oe» de todo el Wanda y un «muchas gracias» mientras reía.

Así llegaba el turno de Keith a la voz abrazándonos con «Happy», fiel reflejo de cómo nos sentíamos, y «Slipping away».

No nos dábamos cuenta que enfilábamos, ante el júbilo de todos, el bloque final de un repertorio donde claro está, llegaba una fiesta milimétrica y eterna; «Start Me Up» en la que Mick volvía a dejar claro quién es el rey más «viejo» ante la siempre puede ser la última vez que les veamos que hace se disfrute más con cada regreso, entre la emoción, nostalgia y felicidad de quien ha pactado con el diablo, «Sympathy for the devil», con el salto del público en el primer bongo.

Sin dejar de lado su conocido guion y no por ello menos aplaudido, las ovaciones iban a más en su final, al grito de «Joder Madrid, sois el mejor público» para entrar de lleno ahora sí, con el clímax de «Gimme shelter» una lección de músculo vocal y físico, con proyecciones de la bandera de Ucrania ante nuestro aplauso mientras veíamos la destrucción de la guerra en pantalla. Y sí, el final llegaba como todo en esta vida con «(I cant’ get no) Satisfaction», alargada para la ocasión para un orgasmo mental de los «eternos» del rock, y esto no son de Marvel pero sí de otra galaxia.

Así poníamos punto final a algo más de dos horas de éxtasis musical, resumidos en lo que son 60 años de una banda que no necesita de distracciones ni efectos especiales, un bonito y gigante escenario es suficiente para centrarnos en ellos, porque lo mejor de todo esto, como para el que sigue el que podría ser el último partido de Nadal en Roland Garros, nosotros asistimos al que puede ser siempre el último de los Rolling aquí, y eso nadie nos lo quitará ya nunca.

Texto: Miguel Rivera

Twitter: @miriyert_