El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo

David Martínez Álvarez / Suma de Letras

No hay nada más humilde que la honestidad, esa que en esta vida cada vez es más difícil de encontrar. Rayden, que acaba de anunciar que deja la música con una última gira, nos deja ver una cara conocida y desconocida a su vez. Cantante ante todo, pero también poeta y escritor, con cuatro poemarios y una Cantinela, el alcalaíno se desviste de Rayden para ofrecer su versión más personal y humilde, aunque la humildad ha sido y sigue siendo fiel compañera de su persona.

David Martínez Álvarez nos regala su primera novela, «El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo» y sorprende, primero por su buen trato del amor y el enamoramiento que esconde una obra de la que ya dibujó a sus protagonistas en el single «La mujer cactus y el hombre lobo» de su disco «Homónimo«, segundo por dejar ver su lírica en forma de prosa que es como está escrito el libro, y tercero, por esa humildad de la que hablaba, consiguiendo algo complicado como es que empecemos su obra con Rayden en la cabeza, para con el paso de las páginas ir olvidándonos del artista y llegar al desenlace con el nombre de David Martínez de frente.

Reconozco que no entré de lleno en sus primeras páginas, un golpe, una bronca entre Ciro y Sáhara y el descubrimiento de dos desconocidos por las calles de Madrid poco a poco me ubicaron para ir cayendo rendido al relato, tanto que dos noches de fin de semana han servido para ser cómplice de su historia, donde el amor, la frustración, los golpes del destino, pérdida e ilusión recuperada van de la mano.

Es en esta novela donde conocemos en profundidad a sus dos personajes, un encuentro fortuito malogrado, el que golpea a Ciro con Sáhara, él convertido en repartidor impostado suplantando la identidad de Nicolás; ella empleada de la floristería familiar en Malasaña.

Ese «golpe del destino» por dos personas golpeadas por el amor desafortunado, con desamores, engaños y desengaños en su currículum, arrancan una conversación posterior donde la mentira piadosa por las circunstancias ayuda para desayudar, y en ese circuito de pegas, tensiones sexuales, decepciones y conocimiento personal a dos bandas, nos lleva por sus más de 300 páginas acelerando el ritmo como una moto, todo mientras caminamos por calles de Madrid en ese devenir amoroso complicado pero imaginativo y real.

David se apoya en cada episodio en la letra de canciones de artistas como Carmen Boza, Viva Suecia, Vetusta Morla o White Stripes, con quienes abre el libro.

Ese acercamiento que muestra entre sus dos protagonistas se cuenta con divertimento a veces y chispa creativa en otras, sin dejar de lado ese dolor interno personal de unos personajes marcados por sus diversas circunstancias, en las que la alegría y tristeza arrancan y continúan por Whatsapp, con una primera cita que es un regalo narrativo, ese en el que el «calentamiento global» de dos personas nos acercan a la situación por la que seguro todos hemos pasado, de la despedida de una noche, donde el beso inquieto e inquieto rodea las mentes de dos, de acercamiento, dudas y tensión, con resultado incierto que os invito a conocer.

Y así, en esa historia a la que induce su escritor, entramos sin ningún atisbo de duda, metiéndonos de lleno en sus protas sin algura alguna, porque aquí aunque ficcionado todo suena muy real, tanto como su nombre, David Martínez, sin necesidad de AKA mediante.

Miguel Rivera