OVNI

MELODÍAS DE OTRO MUNDO

Medio argentinos medio catalanes, los chicos de OVNI han conquistado nuestros oídos a base de canciones con cuidadas letras y melodías exquisitas, aquellas que como la miel se pegan para dejarse un sabor dulce y completamente agradable. «El Mejor Viaje» es ese delicioso plato de rock argentino que no hace más que refrendar su calidad. De ello y mucho más hablamos con ellos.

Bueno, para los que puedan no conoceros cuéntanos un poco qué se esconde tras OVNI y cómo comenzó esta aventura.
Nació cuando cuatro despistados que buscaban no sabían bien qué se encontraron por fin unos con otros y cerraron un círculo. Mati y Maxi llegaron de Argentina en 2000 y poco, yo (Pere) había tocado en dos mil bandas de Barcelona, Esteban acabó aquí vía Madrid buscando lo mismo que los demás… un grupo en el que poder creer y del que estar orgulloso, con lo bueno y lo malo. Tres discos y muchos conciertos después, aquí seguimos, con la sensación de estar recién empezando.

OVNI de Barcelona, pero vuestra música tiene un aire argentino excepcional y muy claro, en especial la voz. ¿Qué influencias tenéis o en quien os habéis fijado y os gusta musicalmente hablando?
Bueno, solo hay un miembro de la banda que no sea argentino, es inevitable. La cultura musical de la banda viene de ahí casi al 100%. Tenemos mucho referentes comunes en la música anglosajona, desde The Clash y Supergrass a Dylan y Tom Petty. Personalmente mi referencia más cercana por actitud y repercusión serían Los Rodríguez. Pero bueno, aquí hablo por mí.

 

¿Ha sido este disco “El Mejor Viaje”? ¿viaje complicado el llegar hasta aquí?
Ha tenido altos y bajos, por suerte más de lo primero que de lo segundo. Pero sí, ahora que miramos atrás sí da para decir joder, por lo que hemos pasado y aquí estamos todavía… se puede decir que sí, es el mejor viaje en el sentido de que hemos sobrevivido a él. Es complicado a ratos, desesperante otros y los momentos gratificantes son los menos, pero son tan intensos que compensan lo demás. Como ves, para hacer rock’n’roll hay que ser prácticamente idiota.

En cuanto a directo, ¿algunas fechas cerradas?
Hemos tenido diversos problemas ajenos a la voluntad de la banda, como suele decirse, que nos han hecho perder casi un año de carretera, que es nuestro hábitat natural. A día de hoy nos encontramos con disco y sin gira, pero estamos trabajando para solucionar eso muy rápidamente.

En cuanto al videoclip, ¿qué nos puedes contar?
Pues que descubrimos que además de tener un excelente baterista tenemos un magnífico comediante en la banda. Por nosotros, que los haga todos él (risas).

¿De qué nos hablan vuestras canciones?
¡De la vida, amigo! Como todas, ¿no? En alguna crítica hemos leído de nuestro exceso a tratar temas ñoños o adolescentes, pero yo creo que eso está más en la cabeza del que escucha; amor, desamor, dolor, desconcierto… son asuntos bastante universales. Puedes tratarlos en plan de cantautor torturado de vuelta de todo, o tratar de hacer canciones bonitas con ello. Nosotros elegimos la opción B.

Creo que el álbum cuenta con temas muy movidos y realmente acertados en cuanto a melodías, muy pegadizas, ¿buscabais eso desde el principio?
Siempre nos ha obsesionado la búsqueda de la melodía, la canción para silbar, la armonía perfecta. Después, la vistes más con guitarras distorsionadas, mil coros, más teclas y arreglitos o lo que sea, pero el tema desnudo tiene que funcionar. Todos los temas pegadizos lo hacen, sean de Kiss o de Coldplay. ¡O de Ovni! Cada vez que nos los dicen lo tomamos como un gran cumplido, así que gracias.

En cuanto al tema “El Río”, precioso corte con Coti colaborando, ¿cómo surge la idea de contar con él para el tema?
Coti estuvo detrás de nuestro proyecto desde el primer día, poco después de que conociéramos a Matías. Que se pasara por el estudio y viera una canción con una flecha de neón y un rótulo enorme diciendo “ANDA COTI, CANTA ÉSTA» era cuestión de tiempo. Y lo hizo, y de qué manera…

Matias Sorokin al cargo de la producción, un gurú en esto de la música, ¿contentos?
Mucho, trabajar con Matias y Max Miglin ha sido un lujo y un auténtico aprendizaje de cómo se hacen las cosas bien hechas y de darse cuenta de por qué una gente está en un sitio y otra en otro. Un disco que solo era muy bueno acabó siendo tremendo.

¿Qué expectativas tenéis para este año?
Muchas y muy ambiciosas, como siempre las hemos tenido. Por desgracia hay tantas cosas que no dependen de nosotros que hemos aprendido a esperar entre poco y nada… Hemos hecho un disco increíble, ése era nuestro trabajo y lo único que estaba en nuestras manos en realidad. Ahora, cruzar los dedos y esperar que llegue al mundo y guste.

Muchas buenas bandas catalanas en estos momentos, ¿cómo ves la escena rock e indie por la zona?
Como nunca, hay bandas que siendo ya decanas tienen aún mucho por recorrer como Standstill y otros recién llegados con un nivel, una actitud y una calidad insultantes, como Very Pomelo, por mencionar solo dos que me vienen a la cabeza. ¡Que quede claro que aquí no todo es Manel!

¿Crees que existe la envidia dentro de la escena rockera española?
Creo que la envidia se diseñó, creó y perfeccionó en España y, por desgracia, toda la sociedad es permeable a ella, escena rockera incluida.

¿Es este vuestro trabajo más completo?
Siempre piensas que el último trabajo lo es en un sentido, pero mirando atrás todos los discos nos parecen muy homogéneos para su momento, de la candidez de “Rompiendo Todo” a la agresividad de “1984”. Estamos muy orgullosos de todos nuestros hijos.

¿Cómo es vuestra presencia en el mercado sudamericano?
Hoy por hoy inexistente y nos consta que no es por falta de interés del público. Antes de que MySpace se convirtiera en un tablón de anuncios, cuando todavía lo usábamos a menudo, teníamos más feedback y más fanático de países como México y Argentina que de ningún otro. Llegó un punto en que ya no respondíamos a los mails de “¿cuándo editan el disco por acá?” por pura vergüenza. Y así sigue la cosa.

¿Qué tal vivir y residir en Barcelona? ¿Es una buena ciudad para darte a conocer?
Probablemente es la peor del mundo para hacer rock, pero a cambio tienes la playita al lado y un montón de amigos con quienes hacer el mal.

¿Lo mejor de esta aventura musical…?
Los sesenta minutos de estar sobre el escenario, sin duda. El resto es casi todo muy cansino.

¿Algo que decir para despedir?
¡Gracias por vuestro apoyo y esperamos vernos pronto en algún garito!

Álex Cotarelo