ÁLVARO BENITO

CANCIÓN DE VIDA

Como él mismo nos cuenta, la vida de Álvaro Benito cambió para siempre de la noche a la mañana en 1995. Un día era una estudiante de Derecho y de pronto, tras jugar con el primer equipo del Real Madrid, se convirtió en una temprana estrella juvenil.

Mucho ha pasado desde entonces, con una lesión de por medio de gran importancia, que terminó con las expectativas tempranas de seguir en la élite del fútbol como gran promesa de la cantera. Su pasión por la música le llevó a comienzos de siglo a formar un grupo de pop-punk, Pignoise, bebiendo de influencias americanas que tanto gustaban al madrileño.

Los años fueron pasando, una llamada le volvía a cambiar la vida en 2015, con disco recién editado, y aparcando nuevamente la música. Unos años en los que pasó a entrenar a las categorías inferiores del Real Madrid y recuperando en parte su vida futbolística desde otro lado, hasta que en 2019 fue despedido.

Ahora, convertido para muchos ya en referente como comentarista futbolístico, ha vuelto también con su banda, editando un álbum homónimo en el que muestran su progreso a todos los niveles.

Nos encontramos con un Álvaro Benito multidisciplinar, metido de lleno en diversas facetas para una etapa de su vida llena de trabajo que según nos dice «he elegido yo, sólo se vive una vez y tengo la oportunidad de realizar dos cosas que me gustan mucho y no lo voy a dejar de hacer«.

Hablamos con él de fútbol, de la vida de estrella, del pasado, del presente también, de su faceta musical, que ahora nos cuenta «ocupa todo el resto del tiempo», para un profesional que nos abre la puerta dispuesto a hablar de forma sincera de todo. Nuestro encuentro acompañado de imágenes a continuación.

Exjugador, exentrenador, cantante, comentarista deportivo, ¿con qué faceta te sientes más identificado?

Yo creo que nací jugador de fútbol, con unas condiciones extraordinarias que debes de tener para ser futbolista de élite. Y obviamente, creo que mi gran talento estaba ahí. La música siempre ha estado en mi vida, está y estará, y en esta etapa es cuando más presente se encuentra a nivel de músico, con más inquietudes por progresar, que igual antes no tenía, quizás era más un entretenimiento, aunque siempre me ha gustado componer canciones, y esa inquietud ha crecido y estoy llevándola a cabo en todo el tiempo libre que tengo.

¿Ha cambiado mucho el fútbol de tu época al de ahora?

Sí, totalmente, es otro deporte. Hay cosas que han ido a mejor y otras a peor. Ahora todo es mucho más cerrado en cuanto al aspecto táctico, cada vez hay menos jugadores diferentes y más salidos de una cadena de montaje. Cuesta ver cosas que te sorprendan, antes igual había jugadores más talentosos, pero no por nada, no porque hubiera mejores jugadores pero sí por cómo se forman. En la actualidad hay grandes futbolistas, pero creo hay menos jugadores con «ese puntito más».

En el fútbol no el que corre más es mejor, sin duda es importante correr, pero hay que saber cuándo, cómo correr y a qué velocidades. Ahora se le pide al futbolista que haga muchas más cosas en el campo, tienes que ser algo más completo y tener una comprensión de la táctica tanto defensiva como ofensiva que igual antes no requerías. Y el calendario se ha multiplicado por dos en cuanto a número de partidos, por lo que tienes que ser mucho mejor en más facetas, y quizás en la propia ejecución de la calidad de hacer un control exquisito hay menos jugadores con esa capacidad pero a su vez los hay más capaces de hacer muchas cosas sobre el campo.

Antaño, padres e hijos disfrutaban del fútbol en televisión, ¿se ha perdido un poco el interés por este deporte en las nuevas generaciones?

Puede ser pero no creo que sea culpa del fútbol, el culpable es la vida y la tecnología, antes no teníamos tantas opciones en el buffet para «comer» y tomabas lo que te daban. Había mucha más calle, uno de los entretenimientos era jugar a la pelota con tus amigos y montar en bicicleta, no teníamos esa capacidad de estar con el móvil jugando con otro amigo en otra ciudad desde tu casa. Ahora tienes muchas opciones como las plataformas de streaming, cuando antes los amantes de la música para leer una entrevista, ver unas fotos o un videoclip nos las veíamos y deseábamos, ahora todo lo tienes a golpe de click.

No creo por tanto que sea tanto del fútbol y sí de cómo ha evolucionado la vida.

Y en cuanto a la comunicación, ¿puede que el público busque ahora más una persona que a una cadena televisiva?

No lo sé, para mi hay que diferenciar lo que es el entretenimiento de otro contenido. Ibai Llanos es entretenimiento y va dirigido a un público que no busca demasiada carga de profundidad en ciertas cosas, porque va a pasárselo bien y empatiza con Ibai que es un fenómeno, y que tiene ese magnetismo para enganchar hablando de cualquier tema.

Yo no consumo ese tipo de producto con nadie, y ahora sí que parece hay un consumo ultra rápido de ver cosas en un minuto y pasar a lo siguiente. Como todo, hay una parte muy buena, que cada uno elige qué consumir sin tener que tragarte algo que no quieres, cuando antes igual en la tele veías lo que hubiera, y ahora eliges tu consumo en todo, porque tienes mucho donde escoger y cada uno mira qué quiere «comer».

¿Hubiera sido diferente Álvaro Benito de haber seguido jugando al fútbol?

Pues seguramente sería una persona diferente porque nuestras circunstancias nos afectan, yo soy yo y mis circunstancias. Ser jugador del Real Madrid, yo cuando lo explico hay que vivirlo, porque en realidad no se puede vivir, es incómodo, lo empecé a vivir con 18 años siendo un chaval que jugaba al fútbol pero que no me conocía nadie por ello. Entonces yo estudiaba Derecho en la Complutense y de tres semanas a una parte no podía ir de pronto a la Universidad, ni a un restaurante, al cine o a dar una simple vuelta con mis padres en un centro comercial, no podía hacer nada donde hubiera mucha gente.

En cuanto juegas tres partidos con el primer equipo y sales en televisión y prensa escrita tu vida cambia, eso trasciende a cualquier cosa. He tenido trabajos de cara al público pero es incomparable, ahora hago mi vida normal, salgo por ahí y me pueden pedir una foto pero una vida completamente normal, lo otro es lo anormal.

Entonces, ¿cómo no te va a condicionar algo así si juegas hasta los treinta y tantos viviendo en esa vida? Al final te afecta en la manera de desarrollarte como ser humano, por tanto sería una persona diferente aunque no creo que tanto, porque nunca he ejercido de famoso, todos mis trabajos han sido de cara al público pero nunca he potenciado eso ni he creído que alguien tenga derechos adquiridos por eso, no he querido buscarlo ni me he sentido cómodo. Perder el anonimato es duro, habrá gente a la que le guste pero nunca fue mi caso.

Un futbolista por tanto sabe que va a estar «vigilado».

Sí, ser jugador del Real Madrid es más que cualquier otra cosa. Te pongo un ejemplo, el actor más conocido en España, Mario Casas, nada comparado a Iker Casillas cuando estaba en activo, no te puedes esconder en casi ningún lugar del mundo. A nivel mundial como Cristiano o Messi por irnos a lo más top, no pueden ir a ningún sitio del mundo, lo que pasa que cuando lo vives en tiempo presente es tu vida, y por tanto forma parte de ella y te adaptas como ser humano, a vivir así con sus incomodidades y también los privilegios de ese camino, pero es cierto que es incómodo, especialmente si te gustan cosas donde se reúne gente como puede ser un concierto o el cine.

¿Cómo os da por volver con Pignoise?

Pues mira, echando la vista atrás de 2006 a 2013 tuvimos casi un ritmo frenético con una media de 80 o 90 conciertos al año, enlazando discos y giras. Había mucho trabajo, nos encantaba y no decíamos que no, y tras siete años paramos y como seres humanos que somos te cansas de todo, es la realidad, porque necesitas un descanso.

En ese momento de mi vida apareció de nuevo el fútbol, me saqué la titulación para entrenar y en 2015 cuando habíamos sacado un disco y empezábamos a plantear la gira, justo me llama el Real Madrid para entrenar, entonces aparco el grupo con disco recién lanzado «Lo que queda por andar» y comienzo a entrenar a tope y a intentar progresar en ese campo.

En 2019 cuando me despiden del Real Madrid, vi que volver con el grupo nos podría ir bien, se lo comenté a los chicos pero no estaban muy receptivos pasándome también un poco la factura de haberme ido sin previo aviso. Hicimos unos conciertos ese año superando las expectativas, porque flipamos con el salto generacional con gente de 18 años cantando como locos, nos pareció la hostia porque fue sin hacer nada y de forma espontánea. Todo eso nos dio alas, siempre teniendo en cuenta que nos apetecía, y ya tenía material, y nos metimos a elegir repertorio y grabar con calma yendo más lentos por la situación.

¿Has cambiado por la pandemia?

No, yo en realidad vivo sabiendo que todo es muy efímero, es mi filosofía de vida, es más, el paso del tiempo me obsesiona bastante y la letra del último disco de Pignoise habla un poco de eso. Sí te puedo decir que en cualquier rato libre me dedico a estar metido en la música de manera compulsiva, estaba hasta por momentos feliz de estar solo con ella, soy feliz haciendo canciones que es lo que más me gusta de la música.

¿Cómo compaginas el trabajo de músico y comentarista deportivo?

Pues es difícil porque el fútbol absorbe mucho tiempo, especialmente cuando hay Champions, y al final pues acabas haciendo encaje de bolillos y sacando fuerzas de donde no la tengo. Con la vuelta de la Champions habrá semanas que comente el finde en radio y tele, otros partidos europeos durante la semana, jueves y viernes concierto y así todas las semanas. Pero no me importa, lo he elegido yo, sólo se vive una vez y tengo la oportunidad de realizar dos cosas que me gustan mucho y no lo voy a dejar de hacer.

¿Ha cambiado mucho Pignoise en estos años?

Lo de Pignoise sale de una manera muy inconsciente, no sabíamos nada de la industria discográfica, estábamos recién aprendiendo a tocar, sin nadie que nos aconsejara qué pasos dar, aunque no me arrepiento porque nos fue genial pero me gustaría haber sabido lo que sé ahora.

Nacimos de la inercia más absoluta, buscando un concepto de banda, porque al principio queríamos hacer algo tipo Nikis, fíjate lo que te digo, probamos también maquetas en inglés, porque en esa época nos gustaban Green Day, Blink 182 y fue «un intento de» porque ni mi voz ni técnicamente estábamos preparados. Al final sonó a una cosa y salió lo que salió, el primer disco sí que tengo claro que es una maqueta con sus cosas desafinadas y a partir del segundo álbum «Esto no es un disco de punk» comenzamos a encontrar nuestro sonido, un trabajo que queremos regrabar y con el que empezó la esencia.

Luego llegan los Pignoise que triunfan en 2006 y el ahora, y si empezáramos otra vez no tendría nada que ver, soy otro músico, escucho otras cosas, y ahora controlo casi todo, tengo otro concepto y fue un inicio de lo más natural, un proceso extraño para llegar a tener una identidad como banda.

Lo que hemos hecho ahora es ser fieles a nosotros mismos, aunque con ritmos más lentos y letras diferentes, hemos mantenido la esencia y es algo que han valorado los fans, creo que sonamos a Pignoise porque para eso volvemos.

Hablábamos del transcurrir del tiempo, ¿eres de los que tienen crisis de la edad?

No es tanto el paso de los años, es más bien lo que me ha cambiado la vida, donde yo fui un hedonista muchos años y ahora soy un currante repleto de responsabilidades, muchas de ellas adquiridas, con conocimiento de causa y contento porque he tomado algunos caminos difíciles sin tener que enfangarme tanto. La música es libertad, ser tu propio jefe, sin tener unos horarios… en cambio el fútbol es más mecánico.

¿Crees que se te tomó en serio en tus comienzos como músico?

Creo que al principio no, estamos estigmatizados en ciertos sectores, quizás con razón porque cuando aparecimos estábamos verdes y somos conscientes de ello, porque no tuvimos nunca discográfica que nos dijera los pasos a seguir y nos saltamos cosas. Pero creo que el paso del tiempo, especialmente con la vuelta cuando resistes al paso del tiempo, tendrás más o menos afinidad con lo que hacemos, pero estamos ahí y desde luego hemos currado muchísimo para mejorar y creo que eso se nota en los propios discos, luego ya lo que opinen de ti no lo puedes controlar.

La cultura se ha visto muy afectada por la pandemia, y el apartado futbolístico, ¿cómo lo has visto?

Pues es un sector que también se ha visto muy dañado, por un lado económicamente sin público y también como espectáculo porque no sales con la misma atención ni en el mismo estado de alerta, y quizá haya habido un desenganche de la gente, porque esa adhesión de ocio de ir al estadio con tu familia o amigos, tomar antes una cerveza o comer por ahí tenía una liturgia que se perdió, pero que poco a poco está volviendo.

Los sueldos en el mundo del fútbol ¿pueden ser obscenos para el público de a pie?

Creo que cualquier persona que gane mucho dinero es porque lo genera, Si suscita curiosidad y se ve en todo el mundo, es porque genera interés, es un tema más de demagogia que se utiliza por ahí. Puede que antes del fair play algunos equipos pudieran inflar un poco el mercado, pero lo normal es que el jugador cobre en relación al mercado de fútbol y lo que genera. Yo creo que ahora todo está muy controlado y se cobra según rendimiento y por escalones.

Texto: Miguel Rivera

Fotografía: Arturo de Lucas