RAYDEN

EL MEJOR DE SUS ACIERTOS

Si hay artistas que tienen el don de la palabra, uno de ellos es Rayden. Hablar con él es siempre un atractivo regalo para poder poner sobre la mesa todo tipo de temas sin cortarse. Directo, sincero y abriéndose cada día más, aunque ahora trate de meterse en menos jardines justo en un momento en el que estos tiempos han sacado a relucir su versión de jardinero, por el que le aguantan más las plantas en casa, dice.

«Homónimo» es su última obra, ese disco que cierra una trilogía («Sinónimo», «Antónimo») por todo lo alto, un concepto de trayectoria que tendrá más sentido si cabe con el tiempo. Hablamos de la música, del año complicado, de su importante concierto en noviembre en WiZink Center y de la vida, donde el padre de Diego, también tiene su espacio, más importante y divertido si cabe. Una entrevista que, quién sabe, igual ocupa un pequeño hueco en el «grupo de padres» de WhatsApp. Vamos con ello.

Steve Bernhard

Has cerrado una trilogía, una etapa y no sé si tienes ya proyecto en mente, la pregunta es, ¿y ahora qué?

Lo que yo he entendido, al menos mi visión, es que he hablado del dicho, ramificándose luego en la palabra. Ahora los siguiente va a ser el “hecho”, y ya se verá. Lo que sí me he dado cuenta es que quiero una trayectoria conceptual, si alguien revisa mi carrera musical cuando yo no esté, quiero que vea que todo era un concepto. Ahora no voy a jugar con los nombres, no va ser «antónimo», «sinónimo», «anónimo»… pero sí que cuando el público vea los pasos dados pueda ver esa conceptualidad. Ya hemos acabado el dicho, ahora vamos al hecho.

Viendo en este momento lo realizado con estos tres discos, ¿estás satisfecho con el resultado?

Muchísimo, la verdad. Por un lado porque el público ha dado vigencia a esta idea loca y la gente ha ido creciendo conmigo y eso es maravilloso, y menos mal, porque de otra forma no se sostiene. Y también porque todo va cada vez a mejor, me encuentro más suelto, muy cómodo, más imprevisible porque creo que el público no me ve venir y eso me gusta, porque podría repetir fórmulas hasta la saciedad y es loable, pero me pone el reto de conquistar al público de nuevo y hacer vueltas de tuerca, esos dribblings y, cuando la gente no se lo espera, darle en la parte blanda.

Llega el cierre de la trilogía en un momento que no te hubieras esperado por las situación. ¿Pensaste en cambiar las fechas de lanzamiento por miedo a que se pierda un poco el disco por la situación?

Es verdad que es raro, creo que como dices hay discos del año pasado que se van a quedar ahí al no girar, una especie de “¿qué ha pasado?». La gente se va a quedar en las canciones, no con el disco. Con esto quiero decir, si una canción o varias han sido muy increíbles, vale, pero no van a pensar en el concepto del disco completo. Creo que con “Homónimo” también va a ocurrir esos por los problemas de logística que ha habido, la gente no va a pensar en un gran álbum, pero sí en grandes canciones que suman igual todo el disco pero sin la idea de concepto global del mismo, porque ha habido imprevistos logísticos.

Nunca pensé en retrasarlo, si que la propia discográfica tuvo que hacerlo, porque iba a lanzarse el 5 de febrero pero se intentó «salvar la Navidad», luego vino lo que vino y se tuvo que retrasar por todo lo que queríamos hacer en torno al lanzamiento.

¿Los problemas de logística vienen derivados por la pandemia?

Que va, viene provocado por una mala previsión y gestión.

¿En qué ha cambiado tu vida en un año?

Yo he me vuelto más de verbalizar. Es difícil que diciendo esto, la gente lo entienda, porque si solo me ven dando entrevistas pensaran que no me callo, pero yo soy una persona que para las cosas importantes me cuesta mucho verbalizar y es una de las cosas que he pulido. Ahora me abro mucho más a mi gente cercana, antes era muy para dentro y ahora soy más hacia fuera.

¿Has tenido más tiempo para pasar con tu hijo?

Desde luego, eso se ha notado muchísimo. Una de las cosas que me enfadaron del problema logístico, es que tras todo el tiempo invertido en la promo tuve la sensación de haberlo perdido para poder estar con mi hijo. Luego al final me di cuenta que no importaba porque aunque no hubiera salido todo como estaba planeado, el público que quería ir, que estaba ahí, lo agradeció y fue importante para ellos.

Mi hijo hará cinco años en mayo, está en un momento muy dulce y yo flipo con él. Encima se está dando cuenta de en qué trabaja su padre. Ya en el colegio tocó la semana de las profesiones, en la que tuve que enviar un vídeo con un mensaje en plan “hola amigos y amigas de Diego, soy su papá, me dedicó a cantar canciones que luego canta mucha gente” y donde se veían imágenes de un festival ante 40000 personas cantando y claro, mi hijo ahora se da cuenta. Cada vez tenemos más cosas en común y eso es maravilloso.

Steve Bernhard


Cada mañana le llevas al colegio, ¿te reconocen los padres como el artista o como el padre de Diego?

Sí, le llevo siempre al ‘cole’. Había algunos padres que ya sabían quién era y luego otros que igual por el vídeo o porque la madre de mi hijo lo comenta, pues te acaban conociendo y te reconocen por la faceta de artista. Cuando estoy fuera de promo se crea como un submundo en el que los padres me preguntan qué tal se ha dado, y me gusta que los compañeros de clase de mi hijo tengan padres que son la leche, estoy en el grupo de whats app y es realmente muy divertido.

Viniendo de un circuito de tocar durante años en festivales, ¿cómo has vivido el parón?

Tuve la suerte de que pude hacer un plan que tenía en mente, que era deconstruir las canciones y llevarlas a un formato acústico a trío. Esta idea la tenía desde diciembre de 2019, antes de saber lo que iba a pasar. Lo bueno es que los pasos que íbamos a hacer, que eran salas y festivales y Latinoamérica, pues hubo que borrar los pasos intermedios pero sí pudimos realizar los acústicos.

Para mi es frustrante no poder tocar en recintos, porque me gustan más los conciertos de sala que festivales, pero hay una cosa que me flipa de un festival que es «robar» público a otros artistas y que otros lo hagan con el mío. Que como publico vayas a ver a Carlos Sadness, por el camino te encuentres a Viva Suecia o me descubras a mi, o te pares y veas a Cala Vento, y eso no se ha podido dar. Es una pena, porque además sirven para colar temas de un próximo disco, ves el termómetro, un poco la reacción del público, y también por esa vivencia social que recuerdas para siempre por el tema social que me comentabas antes, pero si encima un artista te regala una canción nueva que no vas a volver a escuchar hasta que salga el disco, creo que es algo bonito que conecta con esa magia, y eso es lo que peor he llevado.

¿Crees que nos cortamos un poco ahora en redes por el qué dirán?

Con el tuit de defensa al concierto de Raphael, al final decidí borrarlo por el simple hecho de que me dio pereza. Pensé, “todos los matices que quiero explicar ¿caben en un tuit?” No. ¿Creo también que está entendido? Sí. Que también doy una excusa de oro para el que no quiera entenderlo pueda meterse al trapo, también. Voy a hacer que esto me produzca que la batería del móvil se acabe antes, pues mira, lo borro. A mi Twitter me encanta porque muchos y muchas hablamos que es un vomitorio y la cultura del odio, pero también es una cámara de eco.

Yo desde que no me meto en jardines, no me llega casi nada, y me llegan otro tipo de cosas, cómo se construye un jarrón o si el nuevo manga de Dragon Ball sale en esta fecha o si los efectos especiales de esta película se hicieron así, también nos estamos quedado un poco dentro de lo que atraemos con el algoritmo, y creo que si entramos y alimentamos eso al final es lo que vemos sobre la mesa. Debemos tratarlo y darnos cuenta de que la gente que está en redes sociales no es así realmente, es como los que están en los atascos, tampoco son así verdaderamente, pagan su frustración, es una inseguridad mal gestionada y el miedo a que se olviden de uno.

La tecnología al final lo que ha conseguido es atrofiar la capacidad para socializar, por el miedo a que se olviden de uno mismo, de perder esa parte de sentirse parte íntegra de algo, lo hemos sustituido por una susceptibilidad desmedida por causas que ni nos tocan de cerca, por ejemplo, con lo de Raphael, si a mi era algo que me daba igual, y digo, ¿para que me pronuncio si nadie me ha preguntado?, y me digo “David, para qué”, como si todos tuviéramos la necesidad de ser tertulianos, y no es necesario la verdad. Es raro el juego de ingenio que es Twitter.

El tema «El mismo puñal» con Ruth Lorenzo, ¿cómo surge?

Yo decidí tomar cartas en el asunto con ese tema. Ella siempre me decía “me encanta lo que haces, tenemos que hacer una colaboración juntos”, y yo le decía “vale, cuando quieras”. Pero ella se pensaba que era por decir, que estaba siendo agradable. Luego pasaba medio año y volvía con ello, y ya la tercera vez dije “busca una semana, un estudio y nos juntamos, venga vamos a crear”. Al final fue porque insistí, la dije que no podía ir así por la vida, con el “a ver si hacemos”, hay que hacerlo y no el «a ver sí…» Ha quedado una cosa genial y ella es todo talento.

Cómo decides las colaboraciones en «Homónimo», ¿tienes claro quién quieres que sea la voz por cada tema?

Sí, menos la canción con Sebastián Cortés, que apareció y fue perfecto, con Ciudad Jara, Fredi Leis, y Alice lo tenía súper claro. Ya desde antes de esta trilogía, La Raíz y yo queríamos hacer algo, luego vino su separacion y Pablo estaba en proceso de crear Ciudad Jara y ya con su disco le invadí. Para mi es muy tranquilizador, porque cuando veo que no pudo llevar por mis propios medios la canción hacia donde yo quiero y tengo que pedir ayuda, ya tengo claro el listado de nombres para ese hueco.

¿Falla gente alguna vez para las colaboraciones

Sí, por supuesto, y también hay gente que dice que no, otra que dice que no y luego un tema lo peta y te dicen “oye a ver si hacemos esto”.

¿Algún artista con el que te gustaría contar en un futuro?

Sí, con Fito me gustaría, con Residente, con Travis Birds ahora que comparte oficina y es más sencillo y me encantará porque ya está apalabrado. También te diría que con Serrat, Vetusta Morla…

Una peli, serie, disco y libro.

De libro, porque me lo compré el otro día, una antología de Gloria Fuertes, muy bestia y es muy killer. Es una putada no haber nacido en su época o que ella hubiera aguantado más, porque hubiéramos coincidido. De serie ahora estoy a tope con Falcon y el Soldado de invierno y película te digo que Malcolm & Marie, por la forma que entra, su ritmo lento, es una obra de teatro que hacen en tu propia casa, te convierten como espectador en un voyeur, y eso es brutal. Y como disco, me ha encantado el de Greta Van Fleet «The battle at garden’s gate», lo esperaba con muchas ganas y miedo, porque hay artistas que lanzan un gran primer disco e intentan rehuir en un segundo y ya se salen de lo suyo por miedo, y ellos han seguido por el mismo terreno. También me ha gustado la revisión ochentera del nuevo tema de Twenty One Pilots «Shy away» , y en nacional Travis Birds con su disco «La costa de los mosquitos», que me ha volado la cabeza.

¿Te has acercado a algún hobby en este tiempo?

Venía de hacer deporte y ahora hago más, y también la jardinería (risas) ahora las flores y las plantas me aguantan más, he dejado unos jardines para meterme en otros.

Para terminar, cuéntame sobre el concierto del WiZink Center que darás el 6 de noviembre en Madrid.

Será un concierto de pie, estamos con el Ring Plus que son 9000 personas, con todo el frontal hasta arriba. Esas gradas son sentadas, más el ring que son 5000 de pie. Todo está así de momento, y después de verano «tomaremos la temperatura» a cómo está todo y si va bien abriremos la grada que ya es para 12000 y si la gente lo llena pues toda la grada. Será un concierto con la banda aumentada, con más miembros sobre el escenario, invitados, colaboraciones, tres horas de música, la gente se va a quedar muy impresionada con lo que verá, va a ser un maratón y van a ocurrir muchas emociones.

Yo tenía claro que esto lo quería hacer en 2021 ya desde 2014, sé que se va a hacer, y de no poderse hacer de pie, el público lo va a entender y lo haremos en dos días, sentado si es necesario pero no es una idea loca, estoy confiado en que se podrá hacer de pie.

Miguel Rivera