RUBÉN POZO

NOCTURNIDAD PACIENTE

Rubén Pozo ha labrado una carrera tras Pereza de forma discreta y pulcra, un superviviente musical que ha sabido adaptarse a su condición de músico de sala, que vive feliz y que reconoce disfrutar de la faceta de directos en salas y bares. Esa cercanía con su público le ha servido para disfrutar como merece de la música, viviendo bien en una posición en la que se siente privilegiado contra lo que algunos puedan pensar. «Vampiro» es su disco más personal y, de igual manera, el más notable de su carrera hasta ahora. Hacemos repaso junto a él de vida y música de forma sincera y humilde también.

Con la edad ¿te has vuelto más crápula o el significado de «Vampiro» mira hacia otro lado?

La idea del disco es la nocturnidad pero no en el sentido de crápula, tirando más por el lado del insomnio y de estar activo por la noche pero en casa, no de golfo o de estar de farra por ahí. Estoy mucho en casa, luego me levanto cansado y me digo por la mañana “esta noche sí que voy a dormir” y después vuelve a pasarme lo mismo.

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Una portada con luz tenue, un disco de guitarra y voz, el sonido del disco ¿ha sido algo natural?

Bueno, pensé que hago  muchos conciertos a voz y guitarra y directos con banda. En esta ocasión quería algo muy poco arreglado, con los mínimos elementos y que fuera defendible en concierto si salgo yo, pero también si voy con banda, por eso es un disco sencillo, nada barroco.

Dos etapas, veinte años, diez con Pereza y diez en solitario, ¿es muy distinto el Rubén de antes y el de ahora?

Ahora tengo menos vergüenza de enseñar mis canciones, de ponerme delante de un escenario, de escribir según que cosas, creo que me aceptado como músico y persona. Hoy soy así, hago esto de esta manera y si te gusta bien, que no, también.

Nunca termina uno de conocerse a sí mismo, pero sé más de quién soy y cómo soy que hace veinte años, no del todo pero me tengo más aceptado y no pretendo ir de otra cosa de lo que no soy, no creo que sea madurez es más bien aceptarse a uno mismo.

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El año pasado tocaste con Leiva e Iván en el Naútico de San Vicente, ¿vivimos un poco de la nostalgia?

Siempre se dice que a Leiva le va muy bien y a Rubén de otra manera como eufemismo, pero de verdad tengo que decir que a mi me va muy bien, que soy feliz y estoy muy contento con lo que tengo. Yo no necesito tanto, también he vivido una cosa grande y quizá me quita ese gusanillo, no tengo un afán de escenario grande, creo que ya me dan ansiedad ese tipo de producciones y prefiero el cómo y donde estoy ahora, en serio.

En cuanto a la nostalgia, sí la tenemos, a mi me gusta pensar en el pasado, la nostalgia de un grupo de hace veinte años no es solo por las canciones es también porque nos recuerda quiénes éramos entonces, con quién estabas, de tu grupo de amigos, tus canciones y eso es bonito y muy humano.

¿Cómo es vivir tocando en salas pequeñas, se vive?

Se vive, yo vivo, soy muy afortunado, porque encima estoy fuera de los radares de las grandes críticas y vivo más tranquilo. No gano grandes dineros pero sí el suficiente para vivir y me sobra. He tenido dinero y lo he pasado mal, no necesito tanto, porque tengo para pagar el piso mes a mes, para comprar cuerdas de guitarra, para comer y luego un extra para lo que pueda pasar, y es una manera de vivir tranquilo. Puede haber gente que lea esto y diga “lo dice porque está en esta situación”, que piensen lo que quieran, pero lo digo habiendo vivido otra situación, sé lo que estoy diciendo, se nos pide mucho y el éxito parece que es la palabra Porsche, un piso en el centro de la ciudad, y eso no es el éxito. Ya se sabe que es más feliz el que menos necesita y no el que más tiene.

¿Te gusta Madrid?

Sí, yo vivo también en las afueras, como a 40 minutos de aquí, me fui de la ciudad hace diez años. Viví en la Alameda, luego en el centro cuando era más joven, pero decidí marcharme a las afueras y tengo suerte de no tener que venir al centro cada día, me lo puedo permitir, y prefiero esta vida. Paseo con mis perros por la mañana por el campo, me ducho, cojo la guitarra y empiezo a trabajar o a sacar una canción. A mediodía voy al instituto a por mi hijo, tengo esa vida y me gusta, pero también te digo que con 22 años no viviría donde vivo porque me volvería loco con tanto árbol, necesitaría la ciudad y los garitos, pero ya no necesito eso, salgo cuando voy de concierto, me tomo una cerveza y conozco a gente, para lo demás me suelo escaquear.

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La pandemia ¿en qué te ha cambiado?

A mi me ha ayudado a parar y pensar. Te hablo desde el privilegio porque la he sobrevivido, tuve un momento que pensé que tendría apreturas económicas pero no llegó tal circunstancia. Cuando terminó el confinamiento empecé a tocar y a mi personalmente me fue bien, iba a los sitios y estaban llenos. La gira que hice post confinamiento de voz y guitarra me marcó el camino de “Vampiro”, recuerdo directos maravillosos en ese formato, el público tenía muchas ganas y crearon veladas muy emocionantes, me sirvió para pensar en cómo, dónde estaba y qué hacía, fue bueno para mí.

Cómo compones mejor, ¿desde el amor o el desamor?

Yo creo que lo segundo, el desamor, desde ese bajón pero también desde la alegría máxima se compone bien. En lo personal lo peor son las fases intermedias pero creo que desde el mal rollo se compone mejor.

En el circuito de festivales no sueles entrar.

Voy a intentar entrar un poco más, ya que antes había una hegemonía indie, que la respeto, pero a mí como que no me querían ni ver, y lo entiendo. Creo que esa hegemonía indie ha desaparecido y mi idea el próximo año es tratar de meter un poco la patita porque no le hecho mal a nadie, me han cerrado la puerta en las narices durante diez años por lo que decidí tirar de bares y salas, pero sí me gustaría ir con banda a algunos festivales.

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¿Nunca os habéis planteado girar juntos Leiva y tú con vuestros proyectos?

La verdad es que no hablamos nunca de esto, le puedes preguntar a él. Creo que ni se lo pediría y él, por respeto como amigo, tampoco me diría de abrir sus conciertos, aunque lo pudiera pensar no lo haría por amistad y por si fuera un ataque a mi dignidad. Somos amigos por encima de haber tenido un grupo muy especial para nosotros y para la gente, estamos bien así.

¿Alguna vez en estos años has pensado en dejar la música?

He podido tener algún bajón, pero de pronto me sale una canción en ese momento que me sube el ánimo y digo “joder, todavía lo tengo” y mi gasolina sigue siendo eso, hacer canciones, me lo plantearía de no salirme canciones, que es cuando diría “esto se ha acabado”, pero los bajones hacen que salgan temas que me encantan, sirviendo de círculo vicioso.

“Haciendo lo mío”, uno de los mejores temas, ¿qué esconde?

Pues mira, soy fan de una de las canciones de Aute que se llama “Dentro” que habla de masturbación pero sin risitas, lo dice tan bien que te pones a llorar, tengo envidia de esa composición. Siempre he querido hablar de algo así de esa manera, de acordarse de tu ex y pelártela, hablando en plata, pero no he conseguido hacer algo tan grande como eso. Haré otro tema que tenga esa temática e intentaré acercarme algo tan brillante como él aunque no lo conseguiré, pero ”Haciendo lo mío” es eso, un intento sin esa brillantez pero que no estuviera mal.

Miguel Rivera