Fall Out Boy «So much (for) Stardust»

Fueled by Ramen, Warner

Seis años hemos tenido que esperar para que Fall Out Boy vuelvan con su teatro del rock. La formación norteamericana se ha puesto el traje más operístico para mostrar su evolución en este tiempo, avanzando sin dejar atrás su identidad.

«So Much (For) Stardust» es su octavo disco, con el que regresan de forma cinematográfica de inicio, ambiciosos en «Love from the other side», y un Patrick Stump a las voces que vuelve con energía renovada tras el hiato musical. Dejan claro de inicio que ese pop-punk teatralizado y sonoramente variado sigue siendo santo y seña de la banda.

Hay tintes y raíces muy diversas pero que como es habitual en ellos funciona de manera homogénea y lógica a pesar de su diversidad musical, porque en eso son unos elegidos, capaces de mostrar instrumentación diversa con tino. «Hold me like a grudge» es uno de los mejores temas de su carrera, funk con reminiscencias disco y nostalgia, e incluso guiños a Queen mirando al «Another one bites the dust» de la mítica banda inglesa junto a la distorsión de guitarras de su parte central, en un tema sumamente enérgico, porque tienen aquí varios temas contundentes.

«Funk out» es un regalo musical, de emocionante inicio up tempo que explora un corte más comercial en su concepción, con Patrick tamizado en la voz, para manejarse en un estribillo con falsete y dulce melodía de las que es difícil despegarse.

Cierta épica suave la que encontramos en «Heaven, Iowa», al ritmazo bailable de «So good right now» cuyo coro bien podrían haber salido del «Singles ladies» de Beyoncé. Con «The pink seashell» encontramos un fragmento del actor Ethan Hawke extraído de la película de 1994 ‘Reality Bites’, reflexionando sobre el sinsentido de la vida para explotarnos en un corte orquestal impresionante como «I am my own house».

Saltos musicales para una banda teatral en lo musical y efectiva en su evolución, no dejando indiferente, calando y, por supuesto, dejando su personalidad patente. Ha habido que esperar pero este trabajo mira a los 2000 para envolverlo todo con sonidos también actuales, en una especie de disco grandilocuente que gustará a los que les siguen de comienzo y atrapará a otras generaciones que sepan apreciar su estilo, del que van sobrados.

Miguel Rivera