MALDITERIA

Desde Alicante, la banda de rock and roll Malditeria presenta nueva obra «Contratos de viernes noche», un disco que mira al rock sin titubeos para ofrecer melodía y energía. Un título clarificador y mucho que contar sobre lo que esconde mientras repasamos ciertos «males» que ocupan el negocio musical actual.

Este es vuestro segundo trabajo de estudio, ¿en qué ha cambiado la banda en ese paso tan importante en lo musical?

Para empezar, el primer cambio importante de la banda es el de su formación, Nando Rico, que en el anterior disco era el batería, ahora es el actual bajista y Joan Bernabéu ha entrado como batería.

Para continuar te podría decir que la banda ha ganado en experiencia tanto en el estudio como en directo y además en complicidad entre los miembros, más si cabe. Se nota mucho el trabajo realizado anteriormente ya que ahora nos conocemos más musicalmente hablando y todo ha cogido una consistencia sonora abrumadora.

No suelo preguntar sobre el título de un disco, pero llama la atención el de este «Contratos de viernes noche», ¿a qué hace referencia de fondo?

La referencia principal la hace al segundo tema que elegimos como adelanto del nuevo disco, que trata de cómo vivimos nosotros el negocio de la industria musical.

Se trata de una metáfora en la que explicamos que preferimos apostar por objetivos más cercanos, a veces, en los que se nos permite ser nosotros mismos, a querer abarcar grandes metas en las que por desgracia se suele renunciar a la esencia personal de la identidad artística. Por otro lado, nos pareció un gran título para el CD ya que también se esconde en él esas charlas nocturnas en las que fluye la conversación, y acabamos con una sensación muy especial que nos llena el alma.

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¿Cómo es de difícil asomar la cabeza entre tanta banda y lanzamiento en la actualidad musical?

A día de hoy, resulta un poco complicado hacerte un hueco en el sector, pero coincidimos entre nosotros en que se trata de hacer camino poco a poco, darnos a conocer en las salas y ofrecer un buen espectáculo, y que con constancia y compromiso se puede llegar muy lejos, se trata de disfrutar el progreso del grupo y ver cómo se obtienen resultados.

A veces es muy complicado llevar gente a las salas pero las giras internacionales de cientos de euros por ticket agotan a un año o dos vista, ¿cuál creéis que es la razón?

Creo que la razón principal es el aborregamiento cultural de este país, a la gente no le importa pagar cientos de euros para ver a bandas consagradas que en su momento pegaron con fuerza, en cambio, no les interesa descubrir nuevas formaciones o artistas porque no tienen una inquietud en este caso musical, más allá de la gente melómana.

Tampoco creo que sea culpa del gran público, es decir, nadie tiene el deber de pasar horas buscando y descubriendo música, creo que el principal problema está en que los medios de comunicación comerciales no ofrecen ni un mínimo espacio para bandas o artistas emergentes, se limitan a repetir una y otra vez la «canción del momento» o canciones de toda la vida.

¿Cómo se presenta el año de cara a las presentaciones?

La verdad es que tenemos muchas ganas de carretera, así que para nosotros es un gustazo poder presentar nuestro trabajo por todos los lugares a los que llegue la furgo. Es cierto que tenemos fechas ya cerradas y que recorreremos varios puntos de la península pero esperemos seguir sumando conciertos y sitios donde poder dar rienda suelta al Rock and Roll Maldito.

¿Qué bandas os han influenciado a la hora de dar vida a Malditeria y qué estáis escuchando ahora que os guste mucho?

Es una pregunta algo complicada porque dentro de Malditeria hay mucha variedad en cuanto a gustos. Hay miembros que se acercan más al blues o al rock, otros les atrae más el heavy y a otros el punk. Dentro de toda esta tormenta de influencias Malditeria encuentra el ecosistema perfecto para vivir. Todos los miembros somos bastante melómanos y a pesar de las distintas direcciones personales, coincidimos en bandas como: La Excavadora, Desvariados, Porco Bravo, The Doors, The Who y un largo etc.

Lo de asomar la cabeza en los festivales nacionales, ¿cómo es de fácil o complicado?

En mi opinión es algo difícil, es decir, depende de el tipo de música que hagas, puedes encajar mejor en un festival o en otro. Es verdad que últimamente se estila hacer festivales con una mezcla de grupos y músicas muy dispar pero claro las bandas emergentes necesitan beber de un público que encaje con la propuesta del festival y del mismo grupo.

Tampoco es que den muchas facilidades a la hora de impulsar a los grupos que están brotando. 

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Lo de autoproducirse el disco, ¿es decisión o resultado?

Ejecutivamente, hablando de la autoproducción es fruto de una decisión,. Tristemente las compañías discográficas ya no se pisan los dedos apostando por nuevas bandas y más cuando hacen música que no está en el punto de mira comercial. Ahora se dedican a ofrecer contratos discográficos por sus servicios, ya sea distribución, etc. Nosotros no necesitamos que nos hagan ese trabajo porque sabemos de qué se trata, aunque sea laborioso y lo hacemos nosotros mismos. Si se da el caso en el que algún sello discográfico apuesta de verdad en el proyecto, entonces otro gallo cantaría.

He de señalar el buen gusto de la portada, esa que muchas veces ya no se tiene tanto en cuenta en la era digital. ¿Sois de los que defendéis lo físico cohabitando?

En efecto, para nosotros es tan importante como el formato digital, ya que el formato físico aporta un punto de calidad y sientes que tienes el resultado del trabajo del grupo en tus propias manos, desde el proceso del diseño de las ilustraciones, las canciones, la maquetación del libreto, las fotografías del proceso en el estudio u otras sesiones fotográficas, etc.

Internet y el streaming han democratizado la música, haciendo que llegue a todas partes y todo tipo de oídos, pero dificultando también destacar entre tanta oferta. ¿Qué opináis?

Como no puede ser de otra manera, el asunto tiene sus dos caras. Es algo positivo que más gente tenga acceso a mostrar sus obras al mundo, y la oportunidad que tenemos hoy en día de acceder a música casi infinita y de forma inmediata es maravillosa,  pero es cierto que la música se vende demasiado barata y ha perdido valor. La retribución que ofrecen al artista estas plataformas por cada reproducción es irrisoria, pero te dan visibilidad.

Haciendo un paralelismo, son las dos caras de ser proveedor de una gran empresa. Por una parte, tienes que estar ahí, porque es lo que te sitúa en el mapa, por otra, no te queda más remedio que sufrir el maltrato que propinan estas empresas, que saben que no tienes más remedio que estar ahí para que se escuche tu música. Si no te gusta, prueba a vender discos físicos, a ver si tienes más suerte…

Con algunos vídeos ya a la espalda, ¿creéis que sigue siendo un formato útil y necesario a la hora de hacerse escuchar (y llegar)? 

No sé hasta qué punto es necesario, pero está claro que aporta un valor añadido. Encontrarse en internet con una canción en forma de vídeo atrae la atención, aunque sea simplemente para pasar el rato más allá de la inquietud musical. Además, la verdad es que disfrutamos haciéndolo, y es otra forma de crear una historia aparte, de plasmar las ideas en otro formato, y eso siempre suma.

En cuanto a las redes sociales, ¿son muy importantes para bandas como la vuestra que buscan su hueco?

En este caso, creo que es fundamental estar activo en redes para trascender. Siempre pueden darse casos distintos, pero promocionarse en internet es algo básico. Hoy en día, es realmente difícil darte a conocer a base de carretera y tocando en mil garitos como antaño, porque las condiciones que ofrecen las salas para tocar han cambiado mucho, la música en directo fuera de los festivales es más escasa y esto, para bandas emergentes, es una losa.

¿Un deseo?

Que «Contratos de viernes noche» llegue a los mayores oídos posibles y que la gente haga de este álbum una parte de sus vidas.

Miguel Rivera