Nuestros nombres olvidados

Lunwerg

Como es habitual, Lunwerg vuelve a apostar por la belleza visual en sus formatos, como en el caso de Nuestros nombres olvidados, libro escrito e ilustrado por las hermanas Carmen y Laura Pachecho, quienes han querido reflexionar sobre los referentes de la mujer y nuestras creencias.

Un libro que llega más tarde de lo esperado, como otras tantas cosas, con motivo de la pandemia. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y las hermanas Pacheco nos regalan una lectura tan profunda como visualmente bella, apostando por la forma de cuento tradicional, casi fantástico en lo que vemos, donde cuentan la historia de siete criadas viejas en una oscura mansión. Su día a día refleja sus tareas domésticas, cuya vida cambia de noche, cuando se turna para contarse historias extraordinarias iluminadas por la luz tenue de una vela.

En ese pequeño viaje nocturno, la noche en la que transcurre el libro, todas ellas deciden cambiar esos relatos ficticios por sus verdades individuales. A medida que avanzamos en su rápida y bonita lectura ahondamos en esos “nombres olvidados” que son los de todas, arquetipos que llevan toda una vida delante nuestro y en los que nos adentramos gracias al buen gusto de su escritura y la magia que desprenden unas ilustraciones que respiran la forma y fondo del cuento clásico, verdadera magia de lo que esconde su libro.

Contamos con la amante, la guerrera, la madre, la hechicera o la triada, poniendo el foco en esos arquetipos de la mujer que plasman con elegancia y acierto y que siguen teniendo su peso a día de hoy, que se cuestionan ahora pero que llevan presentes miles de años.

Hay una esencia de escritura personal, de cierto ajuste de cuentas también, cierta paz y final y de indudable valía por su capacidad al plasmar todos esos arquetipos que han perseguido a la mujer con el paso de los siglos. Un relato tradicional que recomiendo como lectura nocturna en cama, con una luz tenue para dejarse llevar entre letra e ilustración que nos hace añorar los cuentos de antaño. Un pequeño regalo femenino.

Miguel Rivera