La calle del terror, parte 1: 1994

Ya está aquí. Para algunos desconocida y para otros muchos reconocida. La trilogía basada en las novelas de R.L. Stine llega a Netflix en forma de trilogía cinematográfica del verano… para ver en casa.

Que los 90 están de moda es algo incontestable, y la directora Leigh Janiak ha sabido dar en el clavo refrescando la estética y momento en «La calle del terror: 1994, primera parte de estas tres historias de terror.

Lo hace tirando de directrices marcadas por el cine slasher de la época, con el gran referente de la década como Scream, de quien coge de inicio un asesino con máscara y un prólogo con llamadas, gritos, cuchillos y mucha sangre. Pero no te dejes engañar, aunque los guiños y referencias son evidentes (estética, peinados, música…) la película, que comienza al estilo del clásico de Wes Craven, toma su propio rumbo sin dejar de lado películas como «Sé lo que hicisteis el último verano», «Halloween» o «La noche de los muertos vivientes».

Un centro comercial, las casas de los adolescentes, una relación lésbica entre sus dos principales protagonistas y ese humor para romper el «hielo» de los sustos, que tampoco son muchos para una cinta de «terror», marcan el primer film de esta prometedora trilogía.

La premisa, que en un primer momento hace parece un slasher noventero, se transforma en una pesadilla para sus protagonistas que deberán afrontar una maldición sobrenatural que lleva asolando a su localidad, Shadyside desde hace 300 años, y repitiéndose cada ciertos años.

Una bruja y muertos vivientes irán tras ellos después de que una de sus protagonistas entre en contacto con la «tumba» de una fallecida. A partir de aquí, la estrategia (al estilo Stranger Things), descubrimientos, giros de guion y secuencias sangrientas, se irán sucediendo con un ritmo atinado, acompañado de un inicio de película donde la música de los 90, con la canciones de Garbage, Bush o Radiohead sonando entre sus secuencias.

Tenemos por tanto un refrescante y «rojizo» film que bebe de aquella época, en la que no había móviles y sí ordenadores de disquete, mientras las carreras, los numerosos dejes al cine de terror del momento y las profecías, nos llevan por un recorrido que su directora sabe apuntar para crear un film para fans nostálgicos pero con el que atrapar atrapar en el cine de la época a las nuevas generaciones.

Queda esperar a los dos próximos viernes para ver cómo continúa esta historia con ‘La calle del terror, parte 2: 1978‘ y ‘La calle del terror, parte 3: 1966‘.

Miguel Rivera