ÀNTEROS

DESGARRO MUSICAL

Ànteros regresan con «… y en paz la oscuridad» un álbum grabado en pandemia en Galicia. El disco, aunque compuesto antes de afrontar el año más complicado para la música, podría ser reflejo del mismo, en un juego de contrastes que ofrece gritos, melodías, luz y oscuridad. La banda se muestra desgarrada en lo musical, una energía desbordante y oscura de la que quisimos hacernos eco. Para ello, para hablar del momento, del año sin directos, del «recogimiento» y de muchas otras más cosas, nos pusimos en contacto con  Víctor García-Tapia, para dar luz a dichas cuestiones.

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Foto: @solnaranjaa

Nuevo trabajo en el año musical más complicado. ¿Teníais claro el lanzarlo ahora a pesar de las circunstancias?

Sí, desde el primer momento teníamos claro, tanto nosotros, como nuestro sello, Aloud Music, que el disco debía salir este año. Independientemente de las circunstancias, hemos intentado no alterar los planes que había. Pienso que siempre es buena noticia que alguien edite un disco.

La idea de no poder girar para acompañar la presentación del álbum, ¿qué puede suponer?

En nuestro caso, al no ser un grupo profesional, tocar o no tocar no nos afecta directamente, más allá de que es algo que nos gusta hacer. La otra cara de la moneda es toda esa gente a la que sí que le influye, como es el propio sello, técnicos de sonido, salas, promotores y el resto de profesionales que ha hecho de esto su modo de vida.

¿Se están “perdiendo” buenos discos en el tiempo por no poder disfrutarlos en vivo?

La música queda ahí y la gente tiene acceso a ella cuando la necesite. Para mí siempre han sido dos cosas muy distintas el editar un disco y el girar, así que ahora mismo no tengo ese miedo, esperemos que no me equivoque…

Hay mucha rabia musical en el álbum, fuerza e intensidad como en el single “Espectros”, ¿refleja un poco el momento trasladado en lo instrumental?

La verdad es que aunque parezca un disco hecho por y para la pandemia, estaba todo compuesto y acabado antes de que empezase esta situación. De hecho, entrábamos a mitad de marzo a grabar y tuvimos que cambiar de planes al ver cómo ponían a España bajo cuarentena.

Todos teníamos problemas antes de esto, simplemente en muchos casos la pandemia ha hecho un efecto amplificador, y en otros ha hecho que miremos hacia otro lado, pero la rabia y la intensidad ya estaban ahí de antes.

La cultura se ha visto muy afectada, especialmente el sector musical, ¿crees que desde las administraciones se ha hecho poco o nada?

Me parece que se ha omitido y abandonado a una grandísima parte del sector cultural y del ocio nocturno y diurno. Poco a poco se van dando pequeños pasos gracias a la creación de plataformas como “Alerta roja”. Tristemente parece que el apoyo de las administración sólo ha beneficiado a una parte muy específica del sector cultural.

¿Qué refleja el título del álbum “… y en paz la oscuridad”?

Puedo hablarte de lo que significa para mí, ya que seguramente Rubén o Endika puedan matizar muchas cosas. Tanto el título como la portada reflejan un sentimiento de pérdida de algo o de alguien querido. Esa sensación de sentirte aferrado al recuerdo de algo que ya no está, y por ello notar más que nunca su falta. Es un tema que puede entenderse bajo muchos prismas distintos y que sin duda lo podemos aplicar muy bien a nuestros días.

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Os habéis ido a grabar a Galicia en pandemia, ¿qué os lleva a ello?

Ya habíamos grabado, hace tres años, nuestro anterior disco “Cuerpos celestes” con Carlos Santos y teníamos claro que queríamos repetir. Justo en 2019 se mudó de Madrid a Galicia para montar un estudio nuevo y queríamos vivir la experiencia. Tanto él como Jorge Mur han sido nuestras personas de confianza en la grabación de este disco.

¿A qué has dedicado estos meses de “recogimiento”?

La verdad es que componer no mucho, de hecho he tocado menos la guitarra que en cualquier otro momento de mi vida. He dedicado estos meses a lo mismo que mucha gente que esté leyendo esto; ver series en la televisión, trabajar, jugar a consola, mirar mal a la gente que no lleva o lleva mal la mascarilla por la calle, y poco más…

En la nueva normalidad se han dado ciclos musicales con gente sentada, dado vuestro género y estilo, ¿te ves tocando así?

Es importante que siempre que haya una oportunidad de dar un concierto seguro (como ya se ha demostrado) se de; primero, porque la gente mentalmente lo necesita, segundo, porque es importante visibilizar un sector que se ha intentado obviar, y tercero, porque mucha gente sigue dependiendo de los conciertos para vivir y no se puede criminalizar.

¿Qué le pides al nuevo año?

Que pasemos directamente a 2022

¿Alguna banda y serie que hayas descubierto en estos meses?

Los discos que más he escuchado han sido los últimos de Lady Gaga y Bring me the horizon. Ambos maravillosos. También he vuelto a ver The Office, por tercera vez.

¿En qué han cambiado los Anteros del anterior disco y este nuevo trabajo?

Creo que el mayor logro ha sido que todos hemos podido aportar de manera más o menos equitativa nuestra visión musical al disco. Hemos trabajado de manera un poco atípica a la hora de componer por falta de compatibilidad y tiempo durante el año pasado, pero es el disco del que he formado parte que más orgulloso estoy.

¿Se sigue dando mayor importancia a lo que viene de fuera, sea mejor o peor?

Creo que poco a poco vamos perdiendo los complejos. Llevamos una década en la que muchas de nuestras bandas nacionales (y no necesariamente las que llevan mucha gente) pueden hablarles de tú a tú a cualquiera de las de fuera. Al final hablamos de talento y esfuerzo, y eso no entiende de países…

A la hora del directo, ¿es difícil compaginar la vida de cada uno para girar y salir a tocar?

Bastante. De hecho, entre las otras bandas del resto de integrantes y el trabajo, tenemos que ir funcionando con un calendario común e intentar hacer coincidir los conciertos con las vacaciones de cada uno.

Para cerrar, el mensaje de “saldremos mejores” es algo que personalmente pongo en duda.

Ya estamos demostrando que no éramos, somos o seremos mejores. Saldremos exactamente igual que éramos, pero más conscientes de lo egoístas que somos.

Miguel Rivera