LORI MEYERS

ACORDE A LOS TIEMPOS

Los granadinos Lori Meyers lanzaban el pasado año «Espacios Infinitos» un disco que bebe de los tiempos de la pandemia pero con mensajes positivos. La banda mira a un horizonte donde su música activará muchos de los festivales de verano, siendo una vez más uno de los grandes reclamos nacionales. Lo vivido en este tiempo, las ganas, el recorrido como grupo y la madurez compositiva dan forma a una entrevista realizada en Madrid con motivo de su concierto del Teatro Eslava (martes 22 de marzo).

«Espacios infinitos» llegaba ya hace unos meses, ¿qué feedback habéis tenido en este tiempo?

Noni: Pues tuvimos oportunidad de casi estrenarlo en directo en La Riviera y en Barcelona en diciembre, porque sabíamos que en verano el set list se reduce mucho por los tiempos de los festivales. Allí presentamos las canciones y el feedback fue realmente bueno, te diría incluso que el mejor para la banda porque tuve la sensación de que ya se sabían más canciones de la cuenta, no como antes que casi esperaba la gente a «Emborracharme». Creo que todo viene también a raíz de la pandemia, la necesidad y ganas de escuchar cosas, tocábamos muchos temas del disco y la reacción era como si ya tuvieran tiempo y hubieran calado.

Alfredo: Sí, la sensación fue muy llamativa, más allá de los singles de adelanto, la gente ya tenía otras canciones del disco como referencias, y eso dice mucho del álbum, porque tenemos tres o cuatro temas además de los singles que tienen mucho tirón, y hace que cuatro o cinco de ellos ya sean casi obligatorios en todos los set list del verano, y eso es buenísimo.

Tengo la sensación de tener canciones a medio camino entre la pandemia y lo que sigue.

Noni: Yo creo que sacamos el positivismo incluso ya dentro de lo más negativo. Como compositor cuando veo canciones con armonías más tristes te obligas también a componer cosas más alegres. La música la hicimos antes de la pandemia, terminando justo el último tema cuando comenzaba la misma. Las letras en cambio surgen en el periodo pandémico y entonces las impregnas de esa tensión, de una montaña rusa de momentos que creo sentimos todos, donde un día estabas arriba y otros muy abajo.

Si tengo que mirar algo positivo, por ejemplo, fue grabar las voces de una manera más tranquila en casa, con el círculo reducido que estábamos en pandemia en ese momento, pero todo lo que nos rodeaba afectaba líricamente, y eso está ahí.

Cuatro años entre discos, con tiempo, ¿se lo toma uno con más tranquilidad?

Noni: La verdad es que yo querría que el próximo disco saliera antes. Creo que cada vez es más difícil componer, hay que tomárselo en serio, con tranquilidad y tiempo pero sin relajarse. Las últimas temporadas incorporamos Latinoamérica a nuestros conciertos, más los festivales de verano, y aunque entre esos momentos puedes grabar también tienes que vivir, y cada uno necesita de su espacio, por eso hemos tardado más.

Alejandro: Llevábamos muchos discos y al principio no sabíamos grabar de manera profesional. Durante nuestra carrera hemos grabado con distintos productores pero siempre teníamos la cosa de hacerlo nosotros pringándonos en el sonido, no solo tocar. Hay una máxima que es «dejas la producción de un disco a un músico y te tarda entonces tres años» (risas). Las prisas de los días de estudio, los gastos, todo era muy rápido y los dos últimos álbumes que sí que han sido más nuestros, lo hemos hecho con más relajación y que todo nos convenciera sin prisas. También nuestra carrera hace ahora que pueda tomarse uno más libertad y espacio porque la gente va a estar ahí, y al principio vas un poco aprovechando la inercia del momento; estando más asentados tienes esa posibilidad.

¿En qué momento os encontráis?

Alejandro: Pues en el año de la normalidad, esperemos, porque lo anterior fue la «nueva normalidad» y esta vez ya tiene que ser normal, creo que ahora es una real normalidad si Putin nos deja. Los festivales y lo que viene parece la prepandemia y pienso que estamos a las puertas de un año muy bueno para nosotros, como lo eran antes de todo lo ocurrido, con un nuevo espectáculo y mucha ilusión de salir con una infraestructura como antaño.

Alfredo: Creo que estamos en un buen momento, de madurez personal y compositiva, con más conocimientos por lo vivido, y eso se va a reflejar en la gira, en las ganas que tenemos de volver pero también en la expectación del público, y ese sentimiento de confianza de cómo hacemos las cosas y cómo fluye el equipo técnico también se nota. Nos ponemos unas expectativas altas porque queremos mantener esa exigencia en nosotros.

Tras este tiempo sin poder tocar tanto, ¿os habéis encontrado vosotros mismos de alguna manera?

Noni: Yo he tenido tiempo para reflexionar, y también para ver vídeos de Lori Meyers que no había visto. Creo que ha sido un año de pensar en lo que has hecho y no has hecho, te hablo a nivel personal. Y a nivel grupo estábamos en comunicación constantemente e intentando ver lo más importante, que eran cómo estaban nuestros técnicos que no tenían cómo comer, y ver el futuro negrísimo, con todo muy preocupante, porque la cultura era lo último de la cola. Hay cosas heavies que pasaron, pero la música, la cultura en general tiene el poder de estar ahí y hacer que la gente se diera cuenta que es necesaria.

¿En qué creéis que habéis cambiado?

Alfredo: Pues evidentemente en lo sentimental nos ha cambiado la vida a los tres, la carrera de un grupo te da eso, una madurez musical, compositiva y en cuanto a comportamientos. Si llevamos más de veinte años es por haber puesto los cimientos desde pequeños y se sigue sosteniendo por cómo somos, porque mantenemos esa amistad, intentar entendernos y también a no perder el tiempo en cosas inútiles.

¿Creéis que habéis arrastrado nuevas generaciones?

Alejandro: Nunca se sabe, pero pienso que siempre se va agregando gente, y la pandemia también ha acelerado un cambio. Nosotros hacemos un género bastante abierto y en horizontal, tenemos un grueso que sabemos quiénes son, pero entiendo que también vamos sumando. Nuestro sonido no se ha quedado estancado en «Viaje de estudios» de 2004 que era el indie más sucio, hemos intentado hacer las cosas según el tiempo en el que vivíamos.

¿Qué tal vivís en Granada?

Alejandro: La verdad es que es una ciudad en la que se vive muy bien. Hace décadas los grupos se venían a Madrid porque había que hacer la promo y tenías todo más cerca. Yo creo que a partir de los años 80 los artistas ya se quedaron a vivir en Granada, es una ciudad pequeña en la que se está tranquilo, tienes playa, la sierra, vas andando al campo, tienes mucha cultura musical e independiente, la Universidad, con mucho ambiente… y ahora tienes gente muy interesante haciendo cosas musicales nuevas.

Cuando se para durante tanto tiempo por las circunstancias, ¿se puede vivir?

Alejandro: Afortunadamente pudimos aguantar. Si hubiéramos hecho caso a nuestro mánager, para nosotros lo de antes nunca iba a volver, y en ese sentido estábamos cagados. La pandemia llegó para nosotros tras hacer un WiZink y tomarnos un año de descanso, por lo que dejamos el grupo en alto y de pronto llega la pandemia y el mánager no paraba de decirte que ya nada iba a volver (risas), al final las cosas han vuelto a su cauce pero hubo momentos duros.

Alfredo: Nosotros por suerte hemos podido vivir, pero estás intranquilo porque hay más gente que depende de ti como los técnicos, lo que es la base de la pirámide.

¿Creéis que los jóvenes lo tienen más complicado que nosotros cuando salíamos de la Universidad?

Alfredo: Ya con el paro juvenil vemos las oportunidades limitadas que se le está dando a generaciones formadas, tanto los que salen de la Universidad como de FP. Ahora también con el mundo digital el abanico se ha abierto, mi sobrino por ejemplo quiere ser programador, y todo esto ofrece quizás un mundo de posibilidades, de idear cosas nuevas y generar contenidos que se abre a todo el mundo.

Alejandro: Es un momento en el que cuentan con más medios con respecto a nosotros y más competencia.

Para cerrar, ¿hay una burbuja de conciertos?

Noni: Hay un embudo. Si te sales de la música mismamente en Granada, no hay tanta gente para la oferta que hay ahora mismo. Entiendo que todos los artistas queremos salir de golpe porque tenemos que dar de comer a las familias, trabajo a los técnicos… pero todo a la vez como se va a dar nunca sale bien, porque alguien se aplasta, debe haber una fila mínima porque al final solo van a pasar por el embudo unos pocos, los que lo tienen ya medio hecho, perjudicando a los de abajo.

Miguel Rivera