MUSE

Tercera jornada para el festival madrileño que ganaba en intensidad y especialmente en calor, ese que en la tarde de viernes apretaba de manera desafiante.

Volvíamos dispuestos a disfrutar de una jornada variopinta en lo musical, con nombres muy interesantes como Jamie Cullum, las chicas de Haim o The War on Drugs, para dividir a cierta parte del público entre Muse y Parcels, en los platos fuertes de la noche, todo en un evento al que es fácil llegar pero que respués resulta una odisea para muchos regresar, con un Cercanías que no se entiende, estando al lado, cierre a medianoche y con Uber, con su asociación con el festival, dando sablazos al personal como si de viajes por Europa se tratara.

© Javier Bragado

Dicho esto, y entrando en el terreno musical. Jamie Cullum tiró de la elegancia que se le presupone bajo un sol asfixiante, con temas como «The age of anxiety» o «The are the days» con esa clase a piano y voz que inundaba de aplausos el tercer escenario, y donde covers como «The man» que pudimos disfrutar con The Killers la noche antes, nos devolvían nuevamente esa magia musical.

De ahí nos movíamos a ver a las chicas de Haim, ese portento musical que forman las tres hermanas. Las angelinas son un talento endiablado, capaces de ofrecer elegancia refinada «Summer girl», aderezos pop sublimes «Gasoline» o sacar un músculo casi metalero «My song 5», en lo que vino a ser una demostración de gusto, energía, buen rollo y clase, sin pizzas de por medio.

En el escenario principal el oficio de The War on Drugs, siempre efectivos con Adam Granduciel liderando una función en la que regalan un indie rock de bonita factura, perfectos para atardeceres en los que «Red eyes», «I don’t wanna wait» y «Under the pressure» suenan a banda sonora de lides atractivas con las que enganchar por dentro.

El rock alternativo noventero lo puso el pulso de Incubus. La banda norteamericana no pierde fuelle y tiró de nostalgia «Wish you were here», «Anna molly» o «Vitamin» para un directo que recuperaba la fuerza de décadas pasadas con el calibre y personalidad que arroja un Brandon Boyd cuyo estado de forma, de deportista fibroso, acompaña a su reconocido tono vocal con el que nos conquistó en tiempos pasados.

Y así llegábamos al hito tecnológico que esperamos siempre de Muse, privilegiado uno que ya pudo testar lo que vienen haciendo en su vuelta tras la pandemia unas semanas atrás en Rock in Rio Lisboa, demostrando que están en un estado de forma y ganas envidiable, para nuestro total regocijo. Algunos apostaban por Parcels a a esa misma hora, pero la esplanada mostraba un aspecto brutal, para que Matt Bellamy y compañía volvieran a sorprender.

muse mad cool 2022
© Javier Bragado

Matt es un portento musical, capaz de correr, hacer solos imposibles y cantar sin fallar en momento alguno, mientras asistimos perplejos siempre a su capacidad innovadora para una banda que sigue inventando dos décadas después sobre el escenario.

«Will of the people», «Hysteria» y «Psycho» nos funden los plomos en un arranque que es de lo más bestia, puro metal, porque la banda suena ahora más dura si cabe. Los falsetes, las carreras y estiramientos casi de gimnasta asoman por cada canción que afronta Matt con guiños a AC/DC en destellos «Back in black» y «Foxy lady» de Hendrix, todo para atacar con un «Won’t stand down», ese nuevo tema que cumple sobradamente con letras ardiendo de fondo y un busto gigante que ya se quedaría en el escenario.

La magia bailable y más electrónica la pone otro de sus temas nuevos «Compliance» con el que rompen de forma atractiva con el ritmo metalero anterior mientras que un guantelete, que no el de Thanos, asomaba en la mano de Matt para hacer virguerías en «Uprising» emitiendo sonidos particulares al presionarlo. Bocas abiertas que volvieron a cerrarse ante lo humilde que es sentarse al piano para abrazar «Starlight», ese tema eterno que devolvió nuevamente la locura entre el público, para celebrar una fiesta final que resultaba de los clásicos «Supermassive black hole», «Plug in baby» y «Knights of cydonia» en la descarga final con la que «electrocutarnos» en la medianoche.

Los británicos tiraban de imaginación, músculo, tecnología y calidad para cerrar la tercera jornada de un evento que sigue y suma aplausos musicales nocturnos por tercer día consecutivo, gracias a sus, hasta ahora, acertadísimos cabezas de cartel.

Miguel Rivera