RUBÉN POZO

Sala Moby Dick, Madrid, 21/07/2023  

Lo de Rubén Pozo y las salas es un bonito idilio con algunos momentos complicados también, un artista tan humilde y honesto que no se le caen los anillos para indicar si un concierto no consigue vender lo suficiente sin buscar excusas, esas que tampoco necesitamos nosotros para tratar de verle cada vez que anuncia concierto en la ciudad.

rubén pozo

El músico madrileño es un rockero de raza que sobre el escenario se muestra tal y como es, divertido, chulesco y, ante todo buen músico, un contador de historias reales, directo y enérgico. Lejos quedan los tiempos de Pereza, de aquella banda de la que sabe recuperar canciones con brillo como la estupenda “Matar el cartero” o la inolvidable “Margot” para hacer más grande una Moby Dick que es ya su segunda casa, cuyo aire acondicionado esta vez sí funcionó y de qué manera. 

rubén pozo

Hacía justo un año que actuaba en dicho local con Ana y Álvaro Suite en distinto formato, ante una sala llena que volvía a repetir para cantarle el cumpleaños feliz rodeado de numerosos seguidores en el que el la serenata cumpleañera sonó como primer tema del público hacia el artista, algo que se intercalaría con todos los cánticos posibles en los primeros compases, esos en los que Rubén ponía “Nombre de canción” para sincerarse con su “Me pareces increíble” y “Ya no eres mi problema”, con las que hacía hincapié en su notable último disco “Vampiro” del que no quiso abusar para hacer un recorrido por mucha de su discografía. 

ruben pozo

Acompañado de un gran elenco de músicos, con Pitu a la guitarra y Ana Diego a los coros y voces, junto al batería de Atraco (Hipnofunk) la banda funciona liderada por ese animal escénico sencillo y directo que es Pozo. Maneja los tiempos y la lírica para que todos entremos fáciles en sus canciones, con el rock de “Tonto de tanto R n’ R” junto a Diego, cantante de Atraco, en una lección rockera colaborativa, convirtiéndose en un «T Rex» y matando a ese cartero perezoso que volvía loco al público, no menos con “Llámame brisa” y una parte en la que toca fibra. Es ese tramo de inmensos temas que dejan poso y reconocimiento de alguien que tiene mucho más que un pasado con Pereza.  

Lección musical con chascarrillos de vez en cuando, agradecido él para mostrar “Pop para niñas” y “La chica de la curva” armónica en boca, siendo realmente uno de los cortes que mejor funcionan para acompañarle a las voces. Sabe ponerse intenso pidiendo algo de silencio (no siempre respetado al fondo, ya sabemos) para brindarnos ese “Ozono” mágico que es un inmenso regalo para el oído.  

rubén pozo

Fuerza y conexión con su banda, los coros de Ana funcionan idóneos, incluso cuando Rubén reconocía estar “fallando más que una escopeta de feria”, no era para tanto, y menos con un “Rucu Rucu” que ya es un clásico del madrileño, convertido en un “Chatarrero” de ínfulas country de grandes canciones porque saca brillo a todo cual “Pirata” con una “Guitarra española” que en sus manos (y voz) suena mejor que nunca.  

Qué disfrute es verle disfrutar y eso se nota en sus formas y presentaciones, la misma que su banda, alegría y solidez para hacer un núcleo que en “Margot” nos lleva en volandas de forma nostálgica a una juventud reticente, reivindicando también sus grandes discos más allá de la leyenda de su ex banda, y llevarnos de paseo a su rincón favorito de “Madrid” y claro, enamorarnos de nuevo con él.  

Una vez más, aplausos para el cumpleañero, músico luchador y talentoso al que le volvimos a cantar cumpleaños feliz con tarta en mano de la mano de Carolina Pasero y Laura Rubio de Garaje Jack para dejarnos con un final que nos puso los “Pelos de punta” despidiendo otra notable noche de rock de un músico de raza de sala, hábitat natural en la que celebrar su música siempre, sin hacer “pereza” alguna.

Texto y fotos: Miguel Rivera